La cantidad y tipo de deberes que tienen nuestros hijos e hijas depende de cada colegio y profesor, pero los hacen en casa, así que nuestra actitud como padres es clave para conseguir que hacer los deberes sea una tarea positiva y no un motivo de discusión diaria.
A principio de curso podemos sentar las bases para que la operación deberes sea un éxito durante todo el año. Acordar que hay que hacerlo y hacerlo lo mejor posible. Echarles una mano si es necesario. No hacer los deberes con/por ellos. Estar pendiente de ellos con cierta distancia. Darles espacio, autonomía y confianza. Animarles antes de hacerlos y felicitarles cuando terminen. Punto. No ofrecer recompensas materiales por hacer sus deberes, es su obligación. Cuando acaben, no hace falta celebrarlo con una fiesta. Es suficiente con un ¡Buen trabajo!
Para nosotros hay tres puntos clave para que la operación deberes sea un éxito:
Hay un método lento pero seguro para motivar a nuestros hijos y educarlos en los buenos hábitos. Para que ponerse a hacer los deberes no sea una detestable obligación ni un motivo de discusión padres-hijos, debemos darle un enfoque positivo.
Los primeros días podemos ayudarles a organizarse. Darles ideas sobre cómo tener todas las cosas que van a necesitar a mano, para no tener que levantarse constantemente y así mantener la concentración. También les ayudará hacer las tareas más complejas o las que menos les interesen en primer lugar, ya que estarán más frescos y dejar lo que más les guste para el final, así será más fácil terminar.
Pero debemos tener presente que los deberes son su responsabilidad, no la de los padres. Estaremos allí para ayudarles si lo necesitan, pero deben entender que es su tarea.
Las tardes después del cole no son muy largas y además nuestros peques suelen tenerlas bastante llenas de actividades y compromisos: extraescolares, parque, amigos… ¿Cuál es el mejor momento para hacer los deberes?
Seguramente no existe un solo momento ideal, para cada familia o cada hijo será mejor un momento que otro. Lo importante es encontrar y delimitar ese momento.
Establecer un horario fijo para hacer los deberes es importante para que esta tarea quede integrada en la cotidianidad y evitar así tener que discutir cada día si hay que hacer los deberes ahora o más tarde. La mejor hora dependerá mucho del carácter de vuestros hijos. Es posible que uno se sienta mejor si hace los deberes justo al llegar a casa, así tiene el resto de la tarde libre. Otros prefieren descansar un rato y merendar antes de ponerse a trabajar.
Lo importante es no dejarlos para el final del día, ya que estarán demasiado cansados y después de cenar conviene dejar un tiempo sin obligaciones antes de ir a dormir.
Para facilitar la concentración y que los deberes no ocupen más tiempo del necesario, conviene tener la mesa de trabajo ordenada y con todas las cosas que necesiten a mano: papeles para borrador, en caso que sea necesario, un bote con bolígrafos, lápices, colores, papelera etc. Si bien la mesa debe estar lo más despejada posible, es interesante también que tengan cerca y ordenados todos los materiales que necesiten: agenda, libretas, carpetas, archivadores, etc.
Os animamos a organizar el espacio de trabajo a principio de la semana y dejarlo ordenado al acabar cada día ¡Veréis cuánto tiempo os ahorráis en el día a día! Cuanto más despejada esté la mesa de trabajo, mejor.
El rincón para estudiar debe tener la luz adecuada. Sin pantallas, mientras no las necesiten. Minimizar las distracciones del lugar de estudio es garantía de terminarlo a tiempo.
En definitiva, lo que podemos hacer los padres para ayudar a nuestros hijos a conseguir que hacer los deberes sea una tarea positiva es crear un espacio y tiempo adecuados. Confiar en ellos y animarlos en vez de presionarlos.
Mucho #LoveBusquets y ¡Buen trabajo!